Al maestro, con mucho cariño
http://www.apdh-argentina.org.ar/documentos/Bravo/granovsky.htm
(Diario Página/12, 28 de Mayo de 2003)
Por Martín Granovsky
A un gorila como él, la comparación no le hubiera gustado. Pero sí quién la dijo. ¿Sabe?, preguntó el hombre. El velatorio de Perón en el Congreso fue impresionante y no se puede comparar con nada, pero después de ése, el de hoy es el más grande que yo recuerdo. La frase pertenece a un viejo empleado del Parlamento, que ayer parecía tan triste como los mozos del Congreso y las miles de personas que durante dos días despidieron a Alfredo Bravo en el Salón de los Pasos Perdidos.
Todo el lunes, el día que Bravo murió, el desfile fue interminable. Y ayer la gente siguió entrando y saliendo, hasta que en el momento de los discursos se quedó y llegó a cubrir las escalinatas que dan sobre Rivadavia y buena parte de la calle.
Bravo fue funcionario de Raúl Alfonsín. Renunció por la ley de Obediencia Debida. Eran muy amigos. En su discurso, Alfonsín recordó que él mismo denunció el secuestro de Bravo a manos de la dictadura, y que cuando Bravo recuperó la libertad fue primero a la casa del líder radical antes de ir a la suya. Contó que con Bravo compartían asados y charlas interminables. Que discutían para pelearse y volver a amigarse cada vez que se encontraban.
Estaba tan convencido de lo que creía que caía en la intolerancia, porque no soportaba la autonomía de los otros, pero igual siempre lograba el apoyo de todos y el acuerdo, dijo Alfonsín, que remató con una despedida conmovedora: Estoy seguro de que pronto nos vamos a volver a encontrar para compartir un asado juntos.
En nombre de la bancada del Partido Justicialista habló el antiguo ferroviario Lorenzo Pepe. Parafraseando a Balbín, este viejo adversario despide a un amigo, dijo con la misma frase de Ricardo Balbín en el entierro de Juan Perón.
Laura Bonaparte, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, leyó un texto que se dirigía al querido compañero socialista, compañero maestro, compañero maestro de la educación laica y gratuita, compañero socialista, senador nacional por elección del pueblo, compañero defensor de los derechos humanos, compañero articulador de diferencias. Y seguía: Te elegimos y te nombramos senador nacional, compañero defensor de los derechos de la mujer, compañero luchador contra cansancios, vientos y mareas, compañero doblegador de torturas y torturadores, compañero de ideales llevados a la práctica.
Bravo murió como diputado, después de pelear en la Justicia desde el 2001 la banca de senador nacional con Gustavo Beliz. La decisión definitiva podría conocerse mañana. Ayer el ex juez Juan Ramos Padilla, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, se quejó de que La Nación no quiso poner senador electo en las necrológicas.
Bravo decía la verdad frontalmente, y no le importaba cómo cayese esa verdad, dijo Ramos Padilla.
Horacio Ravenna, de la APDH, hizo mezclar risas con lágrimas cuando recordó que los tacheros le gritaban fuerza, profesor, y él replicaba: maestro, maestro de grado. Ravenna dibujó la imagen de Bravo con su Taunus amarillo modelo 81, su único traje o su guayabera y la carterita siempre en la mano izquierda, con los documentos y los anteojos.
Hugo Yasky, secretario adjunto de la Confederación de Trabajadores de la Educación, habló de la fundación de la CTERA, el 11 de septiembre de 1973, el golpe contra Allende en Chile, el Día del Maestro acá. Estuvieron juntos. Y después, como diputado desde 1991, Alfredo no se equivocó nunca en ninguna votación; votó siempre bien cuando se trataba de la escuela pública y de los trabajadores.
Bravo tuvo una discusión dura con Elisa Carrió después de que ambos arrancaron con el ARI y terminaron en distintas fórmulas para Presidente. Carrió tuvo un recuerdo familiar, cercano. Y, como Ravenna, arrancó sonrisas cuando contó que un día, en medio del proceso al juez Francisco Trovato, llegaron a un estudio y Bravo empezó a contar a la primera que encontró, mientras esperaban a otra, qué pruebas tenían. Yo lo pateaba, pero él seguía hablando. Después, al salir, le dije por qué lo pateaba y nos reímos mucho. Eramos el Superagente 86 y Noventa y nueve. Carrió dijo, con suavidad: Alfredo está colgado de una estrella. Y nos va a seguir queriendo, y nos va a seguir retando.
Es la primera vez que públicamente vengo a despedir a un amigo, dijo el jefe de Gobierno Aníbal Ibarra. Definió así a Bravo: Coherente, íntegro, inflexible, protestón, cascarrabias, insobornable, defensor de los derechos humanos, honesto, riverplatense.
Susana Rinaldi, que podría ser la senadora por la Capital, lo llamó profesor de tantas conductas de vida y dijo: Quizás seas el último rebelde que nos queda.
Es al único al que la peor broma la estaba permitida, dijo Jorge Rivas, del bloque socialista de diputados, y lo describió como un tipo que no conocía de matices, lo cual era su mayor defecto y su mayor virtud, pero esa falta de grises hacía que Alfredo luchara siempre contra quien había que estar luchando.
Rubén Giustiniani, secretario general del Partido Socialista, rindió homenaje a Bravo por la unidad del PS, después de 44 años. Lo ubicó entre nuestras grandes figuras. Nombró a Juan B. Justo (fundador del PS), a Alfredo Palacios (primer diputado socialista de América), a Alicia Moreau de Justo y a Guillermo Estévez Boero, el líder del socialismo popular muerto hace poco.
Cuando los amigos, los militantes socialistas y uno de sus hijos, Daniel Bravo, bajaban el ataúd por la escalinata del Congreso, un grupo cantó a los gritos, llorando, La Internacional. Me gustan estos chicos, dijo una socialista más veterana que ellos. Después, el ataúd quedó bajo un tapiz de claveles rojos.
No todos los días un brasileño les da una buena y educadísima patada a los estadounidenses.
Durante un debate en una universidad de Estados Unidos, le preguntaron al ex gobernador del Distrito Federal y actual Ministro
de Educación, CRISTOVÃO "CHICO" BUARQUE, qué pensaba sobre la internacionalización de la Amazonia.
El joven estadounidense introdujo su pregunta, diciendo que esperaba la respuesta de un humanista y no de un brasileño.
Ésta fue la respuesta del Sr. Cristóvão Buarque:
"Realmente, como brasileño, sólo hablaría en contra de la internacionalización de la Amazonia. Por más que nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, él es nuestro. Como humanista, sintiendo el riesgo de la degradación ambiental que sufre la Amazonia, puedo imaginar su internacionalización, como también de todo lo demás, que es de suma importancia para la humanidad.
Si la Amazonia, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada, internacionalicemos también las reservas de petróleo del mundo entero. El petróleo es tan importante para el bienestar de la humanidad como la Amazonia para nuestro futuro. A pesar de eso, los dueños de las Reservas creen tener el derecho de aumentar o disminuir la extracción de petróleo y subir o no su precio.
De la misma forma, el capital financiero de los países ricos debería ser internacionalizado. Si la Amazonia es una reserva para todos los seres humanos, no se debería quemar solamente por la voluntad de un dueño o de un país.
Quemar la Amazonia es tan grave como el desempleo provocado por las decisiones arbitrarias de los especuladores globales. No podemos permitir que las reservas financieras sirvan para quemar países enteros en la voluptuosidad de la especulación.
También, antes que la Amazonia, me gustaría ver la internacionalización de los grandes museos del mundo. El Louvre no debe pertenecer solo a Francia. Cada museo del mundo es el guardián de las piezas más bellas producidas por el genio humano. No se puede dejar que ese patrimonio cultural, como es el patrimonio natural amazónico, sea manipulado y destruido por el sólo placer de un propietario o de un país.
No hace mucho tiempo, un millonario japonés decidió enterrar, junto con él, un cuadro de un gran maestro. Por el contrario, ese cuadro tendría que haber sido internacionalizado.
Durante este encuentro, las Naciones Unidas están realizando el Foro Del Milenio, pero algunos presidentes de países tuvieron dificultades para participar, debido a situaciones desagradables surgidas en la frontera de los EE.UU.
Por eso, creo que Nueva York, como sede de las Naciones Unidas, debe ser internacionalizada. Por lo menos Manhatan debería pertenecer a toda la humanidad. De la misma forma que París, Venecia, Roma, Londres, Río de Janeiro, Brasilia... cada ciudad, con su belleza específica, su historia del mundo, debería pertenecer al mundo entero.
Si EEUU quiere internacionalizar la Amazonia, para no correr el riesgo de dejarla en manos de los brasileños, internacionalicemos todos sus arsenales nucleares. Basta pensar que ellos ya demostraron que son capaces de usar esas armas, provocando una destrucción miles de veces mayor que las lamentables quemas realizadas en los bosques de Brasil.
En sus discursos, los actuales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos han defendido la idea de internacionalizar las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda.
Comencemos usando esa deuda para garantizar que cada niño del mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la escuela. Internacionalicemos a los niños, tratándolos a todos ellos sin importar el país donde nacieron, como patrimonio que merecen los cuidados del mundo entero. Mucho más de lo que se merece la Amazonia. Cuando los dirigentes traten a los niños pobres del mundo como Patrimonio de la Humanidad, no permitirán que trabajen cuando deberían estudiar; que mueran cuando deberían vivir.
Como humanista, acepto defender la internacionalización del mundo; pero, mientras el mundo me trate como brasileño, lucharé para que la Amazonia sea nuestra. ¡Solamente nuestra!"
OBSERVACION : Este artículo fue publicado en el NEW YORK TIMES, WASHINGTON POST, USA TODAY y en los mayores diarios
de EUROPA y JAPÓN. En BRASIL y el resto de Latinoamérica, este artículo no fue publicado.
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