26 de Octubre 2004

Frase del día

Un escritor verdadero, es un testigo implacable de su tiempo, y no debe hacer ninguna concesión a sus ideas políticas o filosóficas. Lo que importa es un examen a fondo de la condición del hombre.
Ernesto Sábato.

Escrito por Martín a las 10:32 AM | Comentarios (1) | TrackBack

21 de Octubre 2004

CÓMO CONSEGUIR MINAS

Leonardo Moledo y Federico Kukso
Página/12
18.07.04

Otros, con mucho menos, tienen monumentos, plazas, entradas en enciclopedias y homenajes. En cambio, son pocos quienes saben quién fue Nicolás Jacques Conté: químico, ingeniero, pintor, gigoló, precursor de la aeronáutica, sagaz cronista de la campaña de Napoleón a Egipto, autor de un libro monumental que permaneció en el ranking de best sellers parisino entre 1809 y 1828, su aporte fundamental a la humanidad (realizado bajo orden de Napoleón) fue ni más ni menos que... la invención del lápiz.

Si la birome es pasablemente argentina, el lápiz es magistralmente francés. Desde luego que si uno les pregunta a los ingleses, lo negarán con la misma rapidez con la que se sonrojan al ver las repeticiones de los cuartos de final del Mundial México ‘86. Ni hablar de los alemanes, por supuesto.

La leyenda cuenta que por el año 1564, en el pueblito de Borrowdale (Inglaterra, cerca de la frontera con Escocia), un rayo no tan misterioso tumbó un árbol enorme y de donde nacían sus raíces surgió una sospechosa sustancia negra por entonces desconocida: el grafito. Rápidamente, los pastores descubrieron su utilidad y lo usaron para marcar a las ovejas. Los comerciantes, no menos ingeniosos, también se entretuvieron con este material negruzco recortándolo en barritas y enredándolo en piolines para evitar manchar sus delicados dedos, por no hablar de ensuciar sus avaras conciencias que, con la ayuda de la ética protestante, cocieron los ladrillos del capitalismo en ciernes. La época del pencil había echado a correr, mal que les pesara a los franceses para quienes mencionar la palabra Borrowdale hasta no hace mucho se retrucaba con un insulto.

Sucede que el verdadero creador del lápiz (esa herramienta sinónimo de simplicidad y a la que la etiqueta de “tecnología” parece –erróneamente– quedar grande) resultó ser el químico-ingeniero-artista-pintor francés Nicolás Jacques Conté, natural de la ciudad de Saint-Cénery, gigoló y genio profesional, quien en 1795 patentó un proceso para fabricar lápices (les crayons, como desde entonces les dicen) de diferentes grados de dureza y altísima calidad rodeados de madera de cedro, horneando grafito con arcilla. Desde entonces no hay avalancha de herramientas tecnológicas creadas para dibujar y escribir que en 204 años lo haya superado.

Tras esta genial idea de Conté estaba la sombra de un hombrecito de 1,68 metro de altura que ya imaginaba las mil formas de tomar las riendas de Europa (para esos tiempos, el mundo): Napoleón Bonaparte. En 1794, un año después de que los franceses vieran cómo su ex rey, Luis XVI, perdía filosamente la cabeza, la guerra con Inglaterra y el bloqueo que aislaba a París habían arrastrado a una sequía de grafito que hasta entonces provenía exclusivamente de las minas inglesas (las mismas que desde el siglo XVII servían para la fundición de cañones). Pocos advirtieron lo terrible que podría llegar a resultar una Francia (o un mundo) sin contaduría, sin bosquejos, sin escritores (desde luego existía la tinta, pero todo el mundo sabe que no es lo mismo). Siguiendo los consejos de Napoleón, el por entonces comandante de artillería del ejército francés en Italia, Lázaro Carnot, un renombrado miembro de la Junta de Salvación Pública, contrató a un brillante pero poco conocido químico autodidacta, con buena mano para los retratos, llamado simplemente Conté, para que hiciera algo al respecto. Ocho días después, Conté inventó –como se contó más arriba– el lápiz moderno, prolijamente inscripto bajo la patente Nº 32 en enero de 1795. Desde entonces, hablar de lápices en Francia es hablar de Conté.

Los globos del cíclope

Hijo de una familia pobre de agricultores, el susodicho empezó su andar social retratando nobles y damiselas, ardientes por fijar en un lienzo la juventud del momento. Sus visitas a palacetes aristocráticos (el más común era el del Duque de Orléans), siempre acompañado por su maestro, el grabador Jean Baptiste Greuze, lo hicieron codearse con la crème scientificque del momento, que tanto admiraba y que algún día ansiaba degustar: el físico Jacques Charles (constructor del primer globo aerostático de hidrógeno), los químicos Guyton de Morveau, Fourcroy y Vauquelin, y los matemáticos Vandermonde y Monge. Y cuando vio la oportunidad, se zambulló en ella: su gusto aterciopelado por la ciencia y los inventos estrafalarios lo hizo entrar de cabeza en la Escuela Nacional de Aerostática francesa, en una época heroica y revolucionaria para los globos (en 1783, por ejemplo, los hermanos Montgolfier hicieron volar en un globo a una oveja, un pato y una gallina en una demostración ante Luis XVI). Allí, a los 29 años hizo despegar su primer globo no tripulado. La barrera física que prohibía al ser humano volar comenzaba a temblar.

La Revolución le quitó su clientela aristocrática a retratar, pero le dio fama y prestigio al emplazarlo en el star system científico francés. En el epítome del reinado del terror (encabezado por un Robespierre pronto a perder lo que tenía encima de sus hombros), el Comité de Salud Pública decidió aplicar esas atracciones públicas aparentemente útiles para nada y enlistó a los hombres más brillantes para desarrollar globos aerostáticos con el objetivo de espiar a los ejércitos enemigos.

Conté se comprometió tanto con la causa –fue nombrado jefe de brigada de infantería y comandante en jefe de todos los cuerpos de aerostáticos– que incluso llegó a, como se dice, “poner el cuerpo”: en uno de sus tantos experimentos químicos, un chorro de hidrógeno le arrancó el ojo izquierdo. Y desde entonces se conformó con ser un científico tuerto (como Guillermo Marconi, que perdió el derecho en un accidente automovilístico).

Al filo del Nilo

En mayo de 1798, Conté recibió en su casa un sobre lacrado. Lo firmaba Napoleón, quien lo invitaba a participar en una de las expediciones más grandes de la historia. La única salvedad era que la carta, enviada también a otros 200 genios franceses del momento, no decía a dónde. Déodat de Dolomieu, uno de los pocos profesores que conocían el destino, dijo: “No puedo decirles a dónde vamos ni cuánto tiempo vamos a estar allí ni con qué objetivo, pero puedo asegurarles que es un lugar para conquistar gloria y saber”. El 1º de julio de 1798, Napoleón puso los pies en Alejandría, que capituló al día siguiente. Detrás le seguían ingenieros –como Conté–, astrónomos, naturalistas, químicos, músicos, farmacéuticos y médicos de la recién establecida Comisión de las Ciencias y de las Artes del Ejército de Oriente. Los militares con los que viajaron simplemente se referían a ellos como les savants.

Totalmente estratégica, la campaña a Egipto tuvo sus supinos ribetes científicos que abrieron la puerta a una cascada de descubrimientos: en septiembre de ese año se adentraron en la meseta de Giza –hasta entonces cubierta por toneladas de arena milenarias– y se estremecieron ante la cara de la Esfinge, cuyo cuerpo comido por el desierto aguardaba rescate; vieron (con los ojos de Occidente) por primera vez Tebas, Karnak, Luxor, Asuán; hallaron la “piedra Rossetta” descifrada en 1882 por Jean François Champollion; exploraron la célebre cámara funeraria de Keops; recorrieron el inmenso cementerio de Saqqarah; desempolvaron miles de momias, jarras y papiros. Y a cada paso, a veces entre batallas y un aguacero de balas, Conté apresó en el papel –con su lápiz en mano– todo lo que se atravesaba ante su atenta mirada.

Entre las dunas egipcias, el pluricientífico de 43 años, que desarrolló habilidades mcgyverescas dado que de la nada hacía una herramienta (“Bueno en todo”, llegó a decir de él el propio Napoleón), se enfrentó a su propio yo interior y comprendió que, como sus amigos “los sabios”, respiraba el mismo oxígeno enciclopedista que llenó los pulmones de Diderot y D’Alembert. Y no lo iba a dejar escapar. A su vuelta a Francia en 1802, puso toda su inteligencia al servicio de una obra titánica, pero exquisita: la publicación de Description de l’Égypte, en la que volcaría todos sus bosquejos y experiencias en las tierras faraónicas.

Fueron tan monumentales sus pretensiones que murió en el intento el 6 de diciembre de 1805, miembro de la Legión de Honor (desde 1803) y sin ver en las estanterías parisinas ese libraco que permaneció en la lista de best sellers entre 1809 y 1828. Como T’sai Lun (el eunuco chino que inventó el papel en el año 105), Johannes Gutenberg (inventor, como todo el mundo sabe, de los tipos móviles en 1450), el nombre de Nicolás Jacques Conté quedó anotado en la columna de hombres y mujeres (algunos conocidos y otros no, como el francés) que torcieron el curso del pensamiento humano. No sería tan irónico pensar que tal registro fue hecho con el mismo gran invento que tan bien supo entrever.

Escrito por Martín a las 3:41 PM | Comentarios (1) | TrackBack

Hoy es mi Cumpleaños.

Escrito por Martín a las 3:28 PM | Comentarios (1) | TrackBack

20 de Octubre 2004

Cisco y Microsoft

Cisco y Microsoft se alían contra las amenazas de seguridad

Uf! Seguro que a los routers y switches Cisco ahora le van a tener que poner un LED azul en el frente. Digo... para mostrar cuando dan error (para seguir con la política de Micro$oft)

Escrito por Martín a las 4:12 PM | Comentarios (0)

12 de Octubre 2004

Cosas por email

AGUANTE EL ROCK

En el mundo de la música hay millones de personas q escuchan los Rolling Stones... que estan en esto hace más de 40 años!!...

Muchisima gente q escucha Aerosmith, Bon Jovi, Creedence... otros grupos legendarios...

Todavia hay muchisima gente q llora la muerte de Freddy Mercury, la de Kurt Cobain, la de John Lennon, la de Luca Prodan, o de Joey Ramone...

Y millones más que escuchan hasta el día de hoy... Nirvana,Guns & Roses, Pink Floyd... aunque hayan desaparecido hace unos 10 años.

Aún mucha más gente q sigue escuchando The Beatles, Queen... que desaparecieron hace más de 20 años.

Muchisimos argentinos y uruguayos, q viven reproduciendo los cds de LOS REDONDOS, con la esperanza intacta de q vuelvan a tocar... Muchos otros que van como pueden a ver La Renga o Los Piojos con banderas y vengalas, y llenan estadios como River Plate o Velez... Otros q siguen a Divididos o Las Pelotas con la herencia de Sumo, donde es una tradición recordar a Luca en cada encuentro...

Los Metaleros q escuchan Metallica, Maiden, Stratovarius, kiss...
Muchos q siguieron a Riff... q todavia escuchan y se emocionan con Pappo y Vitico... Otros cuantos que son fanaticos de Hermetica y V8...

Los denominados "Rollingas" que son seguidores eternos de Los Ratones Paranoicos, La 25, Intoxicados, Jovenes Pordioseros, Callejeros... y que siempre recordaran a Viejas Locas...

Tambien millones de Punks en el mundo que deliran con The Ramones, Sex Pistols y The Clash... a pesar de los años...

Y por supuesto argentinos q siguen a todos lados a Ataque 77 o 2 Minutos... o escuchan Violadores y Flema...
Otros miles q esperan anciadamente que vengan al país The offspring, Green day, Bad Religion, Rancid, Die toten Hosen...

Pero hay unos cuantos cumbiancheros... que intentan comparar su "música" con el ROCK!...

Y dicen que es la música q se baila!... que asco!!...

Los Cumbiancheros cantan canciones q hablan de minas putas, de robos... siempre agregando la frase tipica de todas sus temas... "arriba las palmas", "palmas y palmas", puaj!!

El Rock es un sentimiento q lamentablemente no todos se pueden dar el lujo de sentirlo...

Empecemos a combatir esta PLAGA q es la cumbia antes q se expanda demasiado...

"LA CUMBIA ES UNA MIERDA" (El Otro Yo)

Envialo a todos tus contactos para lograr un país menos ignorante... ;)

Sin cumbia.

Escrito por Martín a las 1:06 PM | Comentarios (1)

7 de Octubre 2004

LOS OJOS DEL DUCE

Umberco Eco - Periodista Digital - 26.01.04

El artículo de Umberto Eco, publicado originalmente en La Reppublica, se ha convertido en apenas unas horas en motivo de debate de las tertulias radiofónicas y en punto de referencia en todos los debates que se hacen sobre el poder político y el control de la información.

EX CAELIS OBLATUS

Recientemente celebré mi cumpleaños, y con mis allegados, que habían acudido a felicitarme, volví a evocar el día de mi nacimiento. Si bien estoy dotado de excelente memoria, aquel momento no lo recuerdo, pero he podido reconstruirlo a través del relato que de él me hicieron mis padres. Al parecer, cuando el ginecólogo me extrajo del vientre de mi madre, una vez hechas todas las cosas que requieren tales casos, y presentándole el admirable resultado de sus contracciones, exclamó: "¡Mire qué ojos, parece el Duce!". Mi familia no era fascista, al igual que no era antifascista -como la mayor parte de la pequeña burguesía italiana, tomaba la dictadura como un hecho meteorológico: si llueve, se coge el paraguas-, pero para un padre y para una madre, oír decir que el recién nacido tenía los ojos del Duce suponía indudablemente una bonita emoción.

Ahora, cuando los años me han hecho más escéptico, me inclino a pensar que aquel buen ginecólogo decía lo mismo a cualquier madre y a cualquier padre -y mirándome al espejo, me descubro más bien parecido a un grizzly que al Duce, pero eso poco importa-. Mis padres fueron felices al saber mi semejanza con el Duce.

Me pregunto qué podría decir un ginecólogo adulador de hoy a una puérpera. ¿Que el producto de su gestación se parece a Berlusconi? La sumiría en un preocupante estado depresivo. Por par condicio, asumo que ningún ginecólogo sensible diría a la puérpera que su hijo parece tan rollizo como Fassino, tan simpático como Schifani, tan guapo como La Russa, tan inteligente como Bossi, o tan fresco como Prodi, por citar algunas de las personalidades políticas italianas más destacadas.
Un ginecólogo sensato compararía más bien al recién nacido con algún famoso televisivo, y diría así que tiene los ojos penetrantes del periodista Bruno Vespa, el aire agudo de Paolo Bonolis, el popular presentador, la sonrisa del actor Christian de Sica (y no dirá que es tan guapo como Boidi, tan arrogante como Fantozzi o -tratándose de mujer- tan sexy como Sconsolata).

Cada época tiene sus mitos. La época en la que nací tenía como mito al Hombre de Estado; ésta en la que se nace hoy tiene como mito al Hombre de Televisión. Con la consabida ceguera de la cultura de izquierdas, la afirmación de Berlusconi de que los periódicos no los lee nadie mientras que todos ven la televisión se ha entendido como uno más de sus patinazos insultantes. No lo era, era un acto de arrogancia, pero no una estupidez. Reuniendo todas las tiradas de los periódicos italianos se alcanza una cifra bastante risible si se la compara con la de quienes sólo ven la televisión. Calculando, además, que sólo una parte de la prensa italiana mantiene aún una actitud crítica ante el Gobierno actual, y que toda la televisión, la RAI más Mediaset, se ha convertido en la voz del poder, no cabe duda de que Berlusconi tiene toda la razón: el problema es controlar la televisión, y que los periódicos digan lo que les venga en gana.

Éstos son hechos, nos gusten o no, y los hechos son tales precisamente porque son independientes de nuestras preferencias (¿que se te ha muerto el gato? Pues muerto está, te guste o no).

He arrancado de estas premisas para sugerir que, en nuestro tiempo, si dictadura ha de haber, será una dictadura mediática y no política. Hace casi cincuenta años que se viene diciendo que en el mundo contemporáneo, salvo algunos remotos países del Tercer Mundo, para dar un golpe de Estado ha dejado de ser necesario formar los tanques, basta con ocupar las estaciones radiotelevisivas (el último en no haberse enterado es Bush, líder tercermundista que ha llegado por error a gobernar un país con un alto grado de desarrollo). Ahora el teorema ha quedado demostrado.

Por lo tanto, es una equivocación decir que no puede hablarse de "régimen" berlusconiano, puesto que la palabra "régimen" evoca el régimen fascista, y el régimen en el que vivimos carece de las características de las dos décadas de dominio mussoliniano. Un régimen es una forma de gobierno no necesariamente fascista. El fascismo obligaba a los chicos (y a los adultos) a ponerse un uniforme, acabó con la libertad de prensa y enviaba a los disidentes al confinamiento. El régimen mediático de Berlusconi no es tan zafio y anticuado. Sabe que el consenso se controla controlando los medios de información más difundidos. Por lo demás, no cuesta nada permitir que disientan muchos periódicos (hasta que no puedan ser adquiridos). ¿A qué serviría confinar al prestigioso periodista Biagi? ¿A que se convierta acaso en un héroe? Basta con no dejar que hable en la televisión.

La diferencia entre un régimen "al estilo fascista" y un régimen mediático es que en un régimen al estilo fascista la gente sabía que los periódicos y la radio no comunicaban más que circulares gobernativas, y que no podía escucharse Radio Londres, bajo pena de cárcel. Precisamente por eso, bajo el fascismo la gente desconfiaba de los periódicos y de la radio, escuchaba Radio Londres con el volumen bajo y confiaba sólo en las noticias que le llegaban a través del murmullos, del boca a boca, de la maledicencia. En un régimen mediático donde, pongamos, sólo el diez por ciento de la población tiene acceso a la prensa de oposición y el resto recibe las noticias a través de una televisión bajo control, si por un lado está extendido el convencimiento de que se acepta el disenso ("hay periódicos que hablan contra el Gobierno, prueba de ello es que Berlusconi se queja siempre al respecto, por lo tanto existe libertad"), por otro el efecto de realismo de la noticia televisiva (si recibo la noticia de que un avión se ha precipitado en el mar, es indudablemente cierta, de la misma forma que es verdad que veo las sandalias de los muertos flotar, y no importa si por casualidad son las sandalias de una catástrofe precedente, usadas como material de repertorio), hace que se sepa y se crea sólo aquello que dice la televisión.

Una televisión controlada por el poder no debe necesariamente censurar las noticias. Naturalmente, por parte de los esclavos del poder no faltan tampoco tentativas de censura, como una muy reciente (afortunadamente ex post, como dicen quienes dicen un momentín y pool position), por la que se juzgó inadmisible que en un programa televisivo se pudiera hablar mal del jefe del Gobierno (olvidando que en un régimen democrático se puede y se debe hablar mal del jefe del Gobierno; en caso contrario, nos hallamos en un régimen dictatorial). Pero se trata sólo de los casos más visibles (y, si no fueran trágicos, risibles). El problema es que se puede instaurar un régimen mediático en positivo, con la apariencia de decirlo todo. Basta saber cómo decirlo. Si ninguna televisión dijera lo que piensa Fassino [líder de la oposición], acerca de la ley tal de cual, entre los espectadores nacería la sospecha de que la televisión oculta algo, porque se sabe que en alguna parte hay una oposición. La televisión de un régimen mediático usa en cambio ese artificio retórico que se llama "concesión". Pongamos un ejemplo. Acerca de la conveniencia de tener un perro hay aproximadamente cincuenta razones a favor y cincuenta razones en contra. Las razones a favor son que el perro es el mejor amigo del hombre, que puede ladrar si entran ladrones, que es adorado por los niños, etcétera.
Las razones en contra son que hay que sacarlo cada día para que haga sus necesidades, que nos cuesta en alimentos y veterinario, que es difícil llevárselo de viaje y otras cosas. Admitiendo que queramos hablar a favor de los perros, el artificio de la concesión podría ser así: "Es cierto que los perros cuestan, que representan una esclavitud, que no se les puede llevar de viaje" (y los adversarios de los perros son conquistados por nuestra honestidad), "pero es necesario recordar que son una estupenda compañía, que los niños los adoran, que se muestran vigilantes contra los ladrones, etcétera". Ésta sería una argumentación persuasiva a favor de los perros. Contra los perros podría concederse que es cierto que los perros son una compañía deliciosa, que son adorados por los niños, que nos defienden de los ladrones, pero a continuación seguiría la argumentación opuesta: que, sin embargo, los perros representan una esclavitud, una fuente de gastos, un engorro para los viajes, y ésta sería una argumentación persuasiva en contra de los perros.
La televisión actúa de esta forma. Si se discute la ley tal de cual, se enuncia ésta en primer lugar, después se da la palabra de inmediato a la oposición, con todas sus argumentaciones. A continuación aparecen los partidarios del Gobierno que objetan las objeciones. El resultado persuasivo se da por descontado: tiene razón quien habla el último. Si se siguen con atención todos los telediarios, podrá verse que la estrategia es esa: en ningún caso tras la enunciación del proyecto aparecen primero los partidarios del Gobierno y después las objeciones de la oposición. Siempre ocurre lo contrario.

A un régimen mediático no le hace falta meter en la cárcel a sus opositores. Los reduce al silencio, más que con la censura, dejando oír sus razones en primer lugar.

¿Cómo se reacciona, pues, ante un régimen mediático, visto que para reaccionar sería necesario tener ese acceso a los medios de información que el régimen mediático precisamente controla?

Hasta que la oposición, en Italia, no sepa hallar una solución a este problema y continúe recreándose en diferencias internas, Berlusconi será el vencedor, nos guste o no.

Escrito por Martín a las 1:40 PM | Comentarios (0)

1 de Octubre 2004

Tirar manteca al techo


Durante la década del 20 florecieron en Buenos Aires las patotas de los llamados pitucos o niños bien, hombres jóvenes de la mejor sociedad que mataban su aburrimiento en los cabarets de moda. Al llegar la madrugada, después de haber consumido unas cuantas botellas de champán, la diversión favorita consistía en colocar los pancitos de manteca que habían sobrado de la cena en la punta de algún cubierto, que hacía las veces de catapulta. Ganaba quien dejaba la mayor cantidad de cuadraditos de manteca pegados en el cielo raso. Desde entonces ,"tirar manteca al techo" ha quedado en la conversación corriente como expresión de juerga, de despilfarro un poco loco, de pasarla bien a todo trapo

Escrito por Martín a las 11:54 AM | Comentarios (0)

Como un chiste...

En Bragado los levantadores de quinela y otros sectores se oponen a la legada de un comisario que califican como “honesto”

El reemplazo del titular de la comisaría de Bragado, que fue intervenida por corrupción policial hace aproximadamente un mes, generó serias tensiones en esa ciudad del noroeste bonaerense. Los levantadores de quiniela aseguran que "peligrará su fuente de trabajo" si llegan a designar a un comisario honesto. Los integrantes del Foro de seguridad se reúnen con el subsecretario de Información para la prevención del delito del ministerio de Seguridad, Roberto Vázquez.
Las fuerzas políticas y los integrantes del Foro de Seguridad de Bragado apoyan la asunción de un comisario nacido en Bragado, pero un grupo de levantadores de quiniela de ese distrito se presentó ante el Foro de Seguridad y se "quejó" por el peligro que corría la fuente de trabajo, en caso de que llegase a la comisaría de Bragado un "comisario honesto".

Escrito por Martín a las 11:13 AM | Comentarios (0)